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Terapia Miofascial en el Embarazo: qué es, cómo funciona y cuándo puede ayudarte

14.02.2025

A medida que el embarazo avanza, el cuerpo se transforma para dar espacio y soporte al bebé. Aparecen nuevas curvas, cambia el centro de gravedad y las hormonas hacen que los tejidos estén más blandos y elásticos. Todo esto es necesario, pero también puede generar dolor lumbar, tensión pélvica o sensación de rigidez.
En este contexto, muchas mujeres buscan terapias seguras que alivien las molestias y ayuden al cuerpo a adaptarse mejor. Una de ellas es la terapia miofascial.

¿Qué es la terapia miofascial?

La fascia es un tejido fino, resistente y elástico que recubre todos los músculos, órganos y estructuras del cuerpo. Imagina un traje interno que conecta todo con todo: eso es la fascia.

Cuando una zona se sobrecarga, se inflama o pierde movilidad, esa tensión puede transmitirse a otras partes del cuerpo. La terapia miofascial trabaja precisamente sobre esas tensiones, con maniobras manuales suaves y sostenidas que ayudan a liberar bloqueos, mejorar la circulación y devolver el equilibrio a los tejidos.
El objetivo no es "estirar" la fascia, sino ayudar a que vuelva a deslizarse bien y recupere su función natural. En embarazo, esto puede aliviar molestias y mejorar la sensación de bienestar corporal.

¿Por qué puede ser útil durante el embarazo?


Durante la gestación, los cambios hormonales y posturales modifican la manera en que los músculos y fascias se comportan. La relajación de los ligamentos, el aumento de peso y la presión abdominal alteran la forma de moverse y sostenerse. Estos cambios son normales, pero pueden causar:

  • Dolor lumbar o en la pelvis.
  • Cansancio o rigidez muscular.
  • Sensación de tirantez en abdomen o espalda.

La terapia miofascial puede ayudar a aliviar el dolor, mejorar la movilidad y favorecer la relajación, siempre que se realice de forma adaptada y segura por un profesional formado en embarazo.

Qué dice la evidencia científica (explicado fácil)


Varios estudios han analizado si las terapias manuales —como la osteopatía, el masaje o la liberación miofascial— realmente ayudan a reducir el dolor durante el embarazo.
Los resultados, resumidos de forma sencilla, son estos:

✅ Puede aliviar el dolor lumbar y pélvico cuando se compara con la atención médica habitual o con técnicas de relajación.

✅ Ayuda a moverse mejor y sentirse con menos limitación en el día a día.

⚠️ Cuando se comparan con "tratamientos simulados" (placebo), los resultados no son tan claros. Esto significa que aún hacen falta más estudios para confirmar con certeza cuánto efecto tiene la terapia en sí, y cuánto se debe al contacto, al entorno o al vínculo terapéutico.

✅ En lo que sí coinciden los estudios es en que estas terapias son seguras durante el embarazo si se aplican correctamente, sin aumentar riesgos para la madre ni el bebé.

En resumen...

La evidencia científica todavía es limitada, pero los resultados son prometedores, sobre todo cuando se integran dentro de un enfoque fisioterapéutico global.

¿Y después del parto?

Una vez nace el bebé, el cuerpo entra en otra etapa de grandes cambios. Las fascias, los músculos abdominales y el suelo pélvico deben reorganizarse.
Aquí la terapia miofascial ha mostrado resultados muy positivos:

  • Puede mejorar la diástasis abdominal (separación de los rectos).
  • Aliviar el dolor lumbar o pélvico.
  • Mejorar la función del suelo pélvico y la movilidad global.
  • Favorecer la recuperación del equilibrio corporal y la sensación de bienestar. 

Por eso, en el posparto, la terapia miofascial puede ser una herramienta muy útil dentro de un programa de fisioterapia individualizado.

La terapia miofascial es una técnica manual que trabaja de forma suave, respetuosa y global sobre el cuerpo. Durante el embarazo, puede ser un complemento seguro y beneficioso para aliviar molestias musculares o pélvicas y mejorar la calidad de vida.
Y en el posparto, su utilidad es aún mayor: ayuda a recuperar la función abdominal y pélvica, mejora la postura y contribuye a reconectar con el propio cuerpo después de la maternidad.

Como siempre, lo más importante es que el tratamiento esté guiado por un profesional cualificado en fisioterapia obstétrica o de suelo pélvico, que adapte la intervención a cada etapa y a cada cuerpo.